17/12/2k - CON PRESION ALTA

Este mes finaliza su séptimo mandato, el número de la cábala. Tras seis reelecciones consecutivas, Eduardo Arsuaga se retira de la Presidencia de Defensor Sporting. Es momento de balance y de legado. Sin embargo sus preocupaciones no pertenecen por completo al pasado ni al futuro. En la sala de sesiones de la sede de 21 de Setiembre, con aire acondicionado y un paisaje de rosas junto al ventanal de los accesos a la piscina y decenas de niños con bolsos deportivos, al fondo las copas de los árboles del Parque Rodó, el ingeniero tiene la mente puesta en el presupuesto del Estado, en las acciones que se puedan interponer para que no se sancione al fútbol con un gravamen que, asegura, "puede significar su muerte". De figura menuda y anteojos grandes, con aspecto del científico de las revistas de historietas, del pibe bocho de la barra, ese al que le preguntan cómo son las cosas más difíciles, me ha pedido que no le llame ingeniero, pero no me sale bien tutearlo ni llamarle Eduardo, así que lo trato de usted y de Arsuaga. De todos modos, esta entrevista tiene algo de solemne. Son sus últimos días en una función que le llevó quince años de vida.

¿Usted cree, Arsuaga, que el fútbol debería ser ayudado por el Estado, como parte del sector servicios, como se lo considera en Alemania, por ejemplo?

Creo que cuando se trata ese impuesto en el Parlamento, todos los dirigentes estamos en falta, por no haber hecho una buena presentación de lo que es el fútbol. Ahora cuando veo que en el presupuesto ponen un diez por ciento sobre la transferencia, que puede ser mortal para el fútbol, lo está haciendo gente que no conoce, porque el fútbol no ha sabido venderse, no ha sabido decir para cuánta gente es valioso. Yo pongo este solo ejemplo. Hay 60 mil niños que juegan al baby fútbol, 60 mil niños que tienen equipos deportivos, cuánto representa eso de gente que hace los trabajos de esos equipos, desde el que vende banderines, que los vemos instalados en los días de partido, el que hace prendas y después el que las vende, el que vende churros, el que vende bebidas, los porteros, los empleados de cada club, los jugadores profesionales, los boletos que se venden, es decir, lo que moviliza al fútbol habrá pocas industrias que lo movilicen. Acá de pronto cierra una industria de 400 o 500 personas y hay todo un problema en el parlamento que repercute. Sin embargo al fútbol lo quiere gravar con hasta el diez por ciento gente que no conoce lo que es y, lo que es más grave, las autoridades de la Asociación, que son las que tendrían que tomar la iniciativa, están en falta. Cuando se trata un presupuesto, yo veo que todas las agremiaciones se mueven, estudian ese presupuesto para ver qué hay incluido ahí que los pueda perjudicar o favorecer, en seguida concurren a hablar con los legisladores para que tal cosa se quite o se mejore o se modifique. Acá, el fútbol no se movió para nada y hoy tenemos sancionado, si es aprobado, algo que puede ser un golpe mortal para el fútbol, porque ese diez por ciento puede impedir el desarrollo del fútbol.

¿Qué se debió hacer?

Asumo la cuota parte de culpa que tengo también, acá falta hacer un trabajo importante. Primero, se debió contratar alguna empresa para que hiciera un estudio de mercado. Yo creo que ahí es donde está rengo nuestro fútbol. En el apuro por resolver los problemas diarios que tiene cada uno, nos estamos olvidando de los problemas grandes que tiene el fútbol en general. Y en saber llegar. Yo no hago cuestión política en esto, porque en su momento, hará seis o siete años, cuando estaba en plena vigencia la LODE, se quiso sacar en el Parlamento y de los tres o cuatro partidos políticos, no hubo uno solo que como tal votara a favor, todos votaron divididos. Y no salió. Salvo de la Intendencia, a través de los campos deportivos, acá no hay ayuda del Estado. Los grandes estadios del mundo fueron hechos por el Estado, estadios de los propios clubes, sin embargo acá parece que entregarle algo a un club profesional es poco menos que un pecado. Ya la gente está viendo que si es profesional no, porque se lo llevan los jugadores, y yo creo que eso es un gran error. Nosotros pagamos el IVA, sin embargo no podemos descontar el IVA, hay que buscar alguna solución. Nosotros en estos últimos diez años, invertimos por lo menos seis millones, siete millones de dólares con un promedio de seiscientos, setecientos mil dólares por año. Eso es un gasto que también lo hicieron otros clubes de fútbol, le dimos trabajo a otra gente. Pero acá se obsesionan con los contratistas y demás. Y yo digo, en materia de venta de jugadores, que para el Uruguay viene a ser una exportación no tradicional. Si uno compara, de diez años atrás para acá, lo que se ha incrementado, es importantísimo. Además es plata que queda acá. Yo conozco cantidad de jugadores que en general han invertido, compraron apartamentos, casas y demás, la plata la han gastado acá. A algunos les ha ido mejor y a otros les ha ido peor. Pero incluso aquellos que perdieron el dinero, lo perdieron aquí. Entonces estamos siempre con anteojeras, viendo que hay alguien que pueda llevar, cuando es plata que queda acá, que en definitiva queda en el país.

Me gustaría que hiciera un balance de sus tres lustros de gestión.

Siempre digo que el peor juez de uno es uno mismo y por consiguiente a mí no me gusta hacer balance de mi gestión. Prefiero que otros lo hagan, que la propia historia del club lo haga, tomando distancia, con el tiempo. Generalmente sucede que cuando uno está, existe el cariño y está vigente, siempre se tiende a hablar bien de uno. Por eso creo que es sabia la disposición que establece que los nombres de las calles o plazas no se pueden poner inmediatamente de muerta una persona, que tiene que pasar un período de años para ponerlos, porque creo que con la distancia se aprecia el verdadero valor de la persona. Incluso si hoy otro tuviera que juzgarme, por ejemplo los compañeros que han estado cerca de mí, creo que lo harían muy benévolamente, porque hay una amistad, un cariño, entonces prefiero que el tiempo lo haga, que lo haga la historia.

Pero cuando inició, hace catorces años, su Presidencia, seguramente se planteó objetivos...

Recuerdo que cuando ingresé, dije que, preelectoralmente, hacía una sola promesa que era la unidad del club. El club venía muy dividido, con luchas preelectorales muy apasionadas. Las cosas que se dicen en las campañas electorales son las que hacen muy difícil la convivencia. Incluso se reunían oposición y oficialismo antes de las reuniones de directiva para cada bloque tomar su posición. Dije en toda la campaña preelectoral que no sabía cómo me iría deportivamente o en otros órdenes, pero que si no lograba la unidad del club me sentiría un fracasado. Afortunadamente fui reelecto seis veces sin lucha electoral, creo que esa unidad, objetivamente, es algo que logré. Y además de eso, el día que asumí lo único que prometí fue trabajo, trabajo y más trabajo. Si su fruto resultaba positivo para el club bienvenido ese trabajo, pero no prometía otra cosa porque siempre me ha parecido mal que los dirigentes, en vísperas electorales, ofrezcan triunfos deportivos que nadie puede asegurar. Son tantos los factores y los avatares que pueden llevar al triunfo deportivo, que prometerlo me parece sin ninguna base cierta. Por más equipo que se tenga. Acá se han hecho grandes equipos, como en todas partes del mundo, como el Real Madrid, por ejemplo, que gasta treinta o cuarenta millones de dólares por año, o el Barcelona, y sin embargo uno de los dos no gana. Entonces el presidente que promete todo eso, no es serio. Se puede prometer que se va a hacer el máximo esfuerzo para tener un equipo competitivo. Eso, macanudo. Yo recuerdo que en el año 1987, mi primer año como Presidente, cuando asumimos iniciamos el campeonato uruguayo últimos. El primer objetivo era salvarnos del descenso. Tuvimos que hacer casi un equipo nuevo y sin embargo salimos campeones uruguayos. Y de pronto en otras oportunidades, hicimos equipos que en el inicio de temporada aparentemente eran mucho más fuertes y no tuvimos éxito. Por eso digo, desde el punto de vista de los objetivos, que en aquel primer momento yo nunca soñé que iba a estar catorce años como Presidente. Pensé que podían ser dos, a lo sumo cuatro años.

¿Es buena una permanencia tan polongada?

En Defensor Sporting hoy no hay limitación en cuanto al número de años que un presidente pueda quedar. Capaz que eso está mal. Sí está fijado que las elecciones son cada dos años, eso sí está establecido. Por consiguiente el objetivo primario, obviamente, no podía ser tampoco tan dilatado en el tiempo. Así que para algunas cosas hemos ido como en la canción, haciendo camino al andar.

¿La parte financiera la basaron en lo social y la apuesta a juveniles?

Una de las primeras cosas que hizo esa directiva del 87 fue un análisis de la situación del fútbol en general, del deporte, del básquetbol... De ese análisis resultaba la inviabilidad financiera, desde el punto de vista de las cosas básicas, las recaudaciones y los socios, que apenas nos daban para pagar dos o tres meses del presupuesto y hoy en día debe ser menor ese período porque las recaudaciones siguen bajando, que cada día se acentuaba. Recuerdo que entonces dijimos "¿cómo hacemos para aguantar y aumentar estos socios?". Ya estaba la piscina abierta en el Franzini. Se montó una comisión social, presidida por Daniel Acevedo, que reavivó la sede de Jaime Zudáñez, que era una sede casi muerta, y se empezó toda una actividad que llegó un momento en que no dábamos tampoco abasto para cubrir, hasta que se produjo la fusión con Sporting. En este complejo donde hoy estamos, en 21 de Setiembre, se le dio otra vida al club y fue como dijimos. Yo recuerdo que el contador Pierri, que nos asesoró, una de las primeras cosas que nos aconsejó fue abrir cuentas separadas: lo que es la parte social y lo que es la parte de fútbol. Para que los ingresos de la parte social se reinvierta en la parte social para crecer. Muchas veces tuvimos discusiones cuando desde el punto de vista del fútbol aparecían complejidades de pronto para pagar los sueldos, pero nunca caímos en la tentación de meter mano en lo que era la otra actividad, porque lo que queríamos era afianzar la parte social. Hoy sí, por más que seguimos manteniendo dos cuentas separadas, nada queda estancado porque hemos superado esos momentos, no hay necesidad de otros ingresos. Cada inversión además se hizo mirando la rentabilidad de la inversión general y apuntando también a las divisiones juveniles. Si la venta de jugadores era tan importante, partiendo de la base de que lo que se gastaba no era un gasto sino una inversión, lo primero que hicimos fue contratar al profesor Santos, a mitad de 1987 y empezó su trabajo oficial con el primer grupo de muchachos que preparó para entrar en séptima división en el 88. Le hicimos un contrato de cinco años que después no hubo necesidad de renovar y se extiende hasta. En aquel equipo de 1988, entre otros estaban Tabaré Silva, Gabriel Alvez, Alejandro Traversa... Ese equipo fue campeón de sexta y a partir de ahí vino una seguidilla de triunfo en juveniles. Hace unos días, haciendo un repaso de estos años, sacamos la cuenta de que hemos ganado 36 torneos de las divisiones juveniles en este período de catorce años, pero más allá de los triunfos lo importante son los jugadores, es decir, el formar jugadores, aunque siempre los triunfos deportivos, no nos engañemos, ayudan en la formación de un plantel.

¿Cuántos jugadores han sacado?

Eso es muy difícil. Púa lo tiene muy bien estudiado: Si por año, por cada generación que debuta anualmente, uno saca dos jugadores es muy buen promedio. Aunque parezca muy poco es muy buen promedio. A uno a veces le parece que tiene seis, siete, ocho o diez jugadores fenómenos y de pronto se quedan y otros que uno no vio tanto, después, con el correr del tiempo, son lo que llegan.

Desde el punto patrimonial también se ha crecido...

En el club hubo un crecimiento patrimonial impensado gracias al complejo juvenil. Por dos vías, una por el valor que cobró la tierra allí y otra porque con el tiempo, hemos incrementado la compra de terreno. Hoy nosotros tenemos 93.000 metros cuadrados en ese lugar. Originalmente eran 30.000. Los últimos 30.000 los compramos este año. Ya llegamos a la otra calle y son todos terrenos linderos en una zona que ha cobrado un valor económico muy grande, se ha valorizado mucho. Recordábamos con el señor Dante Iocco la primera tasación que nos hizo, hace seis o siete años, cuando compramos tres mil metros y calculábamos lo que se ha valorizado. Hoy multiplicaron diez o doce veces su valor, hablando en dólares. Incluso decíamos con Iocco: "si en la vida particular nosotros pudiéramos hacer negocios como éste" Además el patrimonio también aumentó porque se ha construido. Hoy no es solo el terreno. Allí tenemos cuatro canchas de primer nivel, video computarizado, una tribuna para dos mil personas, dos bloques de vestuario, uno de ellos de primerísimo nivel, con sauna y con todo, donde se está desarrollando todo un trabajo muy importante de divisiones juveniles. En estos cincuenta mil metros últimos que compramos, donde se está nivelando el terreno, las nuevas generaciones de dirigentes decidirán lo que van a hacer.

Sin embargo, Arsuaga, ese crecimiento en lo patrimonial, en lo financiero, en lo social y en lo deportivo, no se ha visto acompañado de un aumento en la convocatoria del equipo violeta. Es la debilidad que se le señala a Defensor Sporting, que no consigue crecer con tanta fuerza en hinchada como en los demás aspectos.

Nosotros seguramente somos el club que, en relación, hemos crecido más en materia de incorporación de jóvenes. Este era un club del que generalmente se decía que era un conservador, de gente mayor. Ese cambio lo recogieron muchos periodistas en el último partido de la Liguilla, cuando les llamó la atención la cantidad de jóvenes que había, de niños incluso. Yo digo siempre que nosotros hemos cambiado muchas cosas, desde el punto de vista material, de organización, de partidos, de infraestructura, pero lo que resulta muy difícil es cambiar sentimientos y en este país, donde hay dos equipos que tienen el 85, 90 por ciento de la adhesión, es muy difícil cambiarlo, sobre todo con la ventaja que siempre supone la publicidad gratis impresionante con que cuentan. Es como si hubiera dos productos muy impuestos en el mercado y apareciera uno nuevo y entonces los medios publicitarios le dan a los ya impuestos publicidad gratis a carradas. Eso es exactamente lo que sucede. En ocasión de la entrega de premios de un periódico tuve la oportunidad de estar en la mesa con Ache y con Damiani y cuando estábamos allí, habían puesto el suplemento deportivo de ese diario y yo en ese momento le grité al economista Ache: "¡ve por qué para nosotros resulta muy difícil!". La noche anterior habíamos jugado nosotros y Peñarol, habíamos ganado nosotros, éramos los líderes, pero la tapa grande, toda, era de fotos de jugadores de Peñarol. Mire, yo recuerdo algo que no nos involucra a nosotros y sin embargo me quedó grabado e incluso lo guardé, lo tengo guardado. Otro medio periodístico, en el año 90, cuando salió campeón Bella Vista, el día lunes dedicó la tapa a un título grande "Nacional ganó y se acerca" y en una letra chica, perdido, decía "Bella Vista sigue primero". Entonces es una lucha muy desigual, muy difícil de dar, para un partido entre Peñarol y Nacional empiezan el lunes a comentar, y la radio empieza a trasmitir desde la mañana del domingo, entonces al niño que oye es muy difícil sustraerlo de esa publicidad. Usted acá no va a ver en la entrada nada que pueda agredir. Nosotros sabemos que la mayor parte de nuestros socios son niños que llegan traídos por sus padres que en su inmensa mayoría no son partidarios nuestros, entonces no queremos poner cosas que a ellos les choquen. Pero sí exigimos que acá con otra camiseta que no sea la nuestra no se pueda venir. Con otra camiseta del medio los chicos no entran. Y les regalamos nuestra camiseta el día del niño. Mucha gente no entiende por qué gastábamos una suma de dinero con la que podríamos contratar un jugador, en regalar camisetas. El otro día un sobrino nieto mío, que el padre es muy hincha de Nacional, estaba en la fiesta de Nochebuena con la camiseta de Nacional pero él dice que es de Defensor porque viene acá a la oficina. Les regalé a cada uno la camiseta nuestra y otros dos sobrinos nietos, lo primero que hicieron fue ponérsela y no se la sacaron en toda la noche. Ya después, de a poco, los chicos comienzan a acercarse. Hay padres que me han dicho, "yo era hincha de tal grande y ahora por mi hijo tengo que ir a ver a Defensor Sporting". Se están dando vuelta las cosas. Los hijos hacen venir a los padres.

De todos modos, esa convocatoria difícil de acompasar con el crecimiento social, deportivo y económico, no se refleja en relación a la influencia que tiene la gente de Defensor en los lugares de decisión en el fútbol, pienso en los medios, la Asociación, las empresas, incluso la vida política y cultural del país.

Sí. A veces embroman con eso. Pero por ejemplo, hoy tenemos en las cámaras, y en algún momento hubo más, a Korzeniak, a Bayardi, a Díaz Mainard, antes estaba Lombardo en la cámara, estaba Bouza, entre otros, tenemos a García Vigil en la sinfónica, tenemos a Jaime Roos, en el teatro a Restuccia, a Clavijo, entre otros. En la vida del país hay muchos más. Hoy el ministro de Finanzas es de Defensor, Bensión. Estuvo el anterior Ministro de Relaciones Exteriores Alvaro Ramos. A veces en algunos lados la gente se sorprende. Menciono otro hecho: desde el punto de vista directriz, Uruguay tuvo sólo dos vicepresidentes de FIFA, los dos nuestros, Roca Coutture y Porciúncula. La sala del estadio Centenario, la principal sala del Estadio, lleva el nombre de don Luis Franzini. Don Luis Franzini que además, como hombre público, fue Presidente de Educación Física y sin embargo su gran destaque fue por haber sido Presidente de Defensor. Hoy tiene una plaza y una calle con su nombre. No es casualidad. Hemos tenido presidentes de la Asociación Uruguaya de Fútbol, neutrales unos cuantos, en algún momento se llegó a decir que teníamos demasiada influencia, de pronto exagerando, porque además había algunos que no habían sido impuestos por nosotros, el caso de algunos funcionarios, el caso de Paolillo, de Jacobo, de Molinari que está ahora. Pero actuaron siempre como funcionarios sin el menor partidismo. Y una de las cosas a mí que me quedan como halago es que los jugadores que pasaron por aquí, incluso los que no se hicieron aquí, han quedado muy vinculados al club para siempre. Y digo por ejemplo, hoy me llama para saludarme por el fin de año, aunque estuvo un período corto en el club, este muchacho que se fue a Holanda, Picún, y me dice, "mire yo me he quedado con un gran recuerdo". Todos los jugadores. El mismo Vasco Aguirregaray, que él en Peñarol encontró mucho, pero sigue de alguna manera cerca nuestro y todos ellos, Fleurquin desde Austria, todos están permanentemente hablando por teléfono al club. Nicolás Olivera, que la otra vez le preguntaron de qué cuadro grande era en Uruguay y dijo de Defensor. Y dijo más, dijo que en el Uruguay sólo jugaría acá, en Defensor. Eso marca alguna cosa. Creo que hay una relación con todos muy especial. Jugadores que pasaron por el club, incluso llegaron en su último pasaje por acá, ya veteranos y con ellos también ha quedado una relación muy especial. Por ejemplo Miramontes vino de Peñarol y quedó hincha nuestro, el hijo es hincha nuestro. Esteban Alvarez, que tampoco fue originalmente jugador nuestro, estuvo sus últimos años.

Incluso, salvo excepciones, Defensor a recurrido a esa gente, para trabajar luego en el club.

En eso, yo en particular, no soy el impulsor, porque me parece peligroso hacer eso en primera división. He tenido esa preocupación en divisiones juveniles, donde por ejemplo está Rudi Rodríguez, está Chilelli, está Terrín, está Auntchaín en su proyecto. Pero en primera división creo que es peligroso, porque uno también se está limitando a la gente que puede contratar. Sería una limitación muy grande. Ya en el 87, estuvo el Dr. Moller en mi primer año de presidente y ahora está Keosseian. Si uno puede traer gente que ya haya estado en el club sí, pero no tomarlo como una cuestión de principios, porque en primera división me parece peligroso. De todos modos, creo que tiene alguna cuestión especial que el jugador nos guarde, a través del tiempo, un reconocimiento. Ya había una cosa que a uno lo emocionaba. Hace un par de años, creo que cuando se cumplieron cien años del nacimiento de don Luis Franzini, hicimos un busto en el Franzini y fue sorprendente la cantidad de exfutbolistas que jugaron en la época en que estaba don Luis de presidente, (fijesé que don Luis Franzini murió en el año 62, le hablo de treinta y pico de años después de su fallecimiento), ese día, cuando sólo se habían enterado por la prensa, estaban ahí, y yo decía: "ojalá después que uno fallezca y pasen los años, tenga este reconocimiento y por eso era lo que le señalaba ese ser grande con el paso de los años cuando la gente lo sigue reconociendo.

¿Qué ventajas o desventajas le da a Defensor Sporting ser el que está en una zona residencial de mayor poder adquisitivo que los enclaves de los otros clubes de fútbol?

Nosotros estamos en un barrio muy especial. Cada equipo es como una familia, es un mundo aparte. Nosotros tenemos nuestras cosas a favor y nuestras cosas en contra. Podemos tener lo de la piscina y demás, que no es fácil, aunque con la cuota social estamos con un precio inferior en comparación a otros clubes de la zona. En otros barrios, muy carenciados, de Montevideo no podrían tener esto que nosotros tenemos, pero ellos tienen otras ventajas, gente que se conoce, que va toda junta a la cancha, de pronto el número sus hinchadas no es mayor que el nuestro, pero el hincha nuestro va al estadio a diferentes tribunas, no vamos todos juntos, entonces no aparecemos en el número real. Si es verano, no tenemos ese hincha fanático que sigue a todos lados. El nuestro es un hincha muchas veces cómodo. De pronto nos cuesta más hacer ciertas cosas, como reclutar en divisiones juveniles por ejemplo, porque de este barrio nosotros no sacamos futbolistas. Tenemos que estar buscando en todo Montevideo y en los aledaños, en departamentos cercanos, eso nos obliga a otro tipo de trabajo. Por eso las situaciones son distintas. Aunque hoy en día el profesor Santos dice que casi no necesita ir a buscar, los padres se los traen. Esa es una ventaja que se logra con muchos años de trabajar bien. Por eso, cuando se habla en los clubes de trabajar en divisiones juveniles, siempre es bienvenido y cuanto antes se haga mejor, pero no son trabajos que den frutos de la noche a la mañana. Yo calculo que como mínimo se precisan cinco o seis años.

Esa hinchada violeta, se podía caracterizar por cómoda y dispersa, pero quizá por eso o por idiosincrasia tenía la virtud de no presionar al equipo y dejar trabajar tranquilos al técnico y a los dirigentes, ¿se ha vuelto más exigente la hinchada, con tantos triunfos?

Sí. En parte decimos "¡qué exigencia!", pero por otro lado puede constituir un halago, porque es un síntoma de crecimiento. Pero es así. El año pasado salimos terceros y la campaña nuestra fue un tema de preocupación para la hinchada, para los medios, para todos, mientras otros cuadros ponderaban la campaña que habían hecho y estaban a varios puntos de nosotros. Es decir, que ya hay otra exigencia para los nuestros. Entonces en función de esa exigencia, uno trata de estar lo más arriba posible. Nosotros este año teníamos la esperanza de ser campeones uruguayos. Creo que pagamos derecho de piso y pagó derecho de piso Keosseian. El cambio de entrenadores supone pagar un poco derecho de piso por desconocimiento de lo que hay dentro del club. Uno conoce verdaderamente a los jugadores cuando los tiene dentro del club, en sus virtudes y en sus limitaciones. A veces los ve en otros cuadros con otra dimensión, a favor o en contra. Si no fuera así, los grandes equipos del mundo no se equivocarían como se equivocan. Nosotros también nos equivocamos. Porque a uno siempre le gusta contar las ganadas pero también tuvimos errores compartidos, nuestros y del técnico. En algún caso el técnico nos llevó alguna recomendación (nunca he contratado un jugador sin tener el aval del técnico) y hemos cometido errores compartidos, los hemos cometido...

Pero este es el Defensor de las grandes figuras. Keosseian me decía que es un verdadero cuadrazo y es cierto. ¿Eso tiene que ver con una intención de mayor convocatoria? ¿Se busca crecer en convocatoria con un fútbol más espectacular? Por otra parte un viejo hincha violeta me decía a principio de temporada, cuando los resultados no se daban, que un fútbol con tantas figuras no corresponde a la identidad de Defensor...

Pero lo que pasa es que a nosotros nos han etiquetado con eso. Pero eso no es así. Cuando la parcialidad nuestra entona ese canto en el momento de un triunfo importante "¡y ya lo ve! ¡y ya lo ve! ¡el antifútbol otra vez!" lo dice irónicamente. Porque si uno repasa todos los equipos de la historia de Defensor y especialmente el del 76, ¿cómo puede pensarse que ese equipo era guerrero y antifútbol, si tenía a Cubilla, a Gervasio Gómez, al Pichu Rodríguez, al Tato Ortiz, allí había otra cosa además, no era el antifútbol como se decía. Siempre hubo grandes figuras, siempre se buscó jugadores que supieran jugar.

Ahora la cancha del Franzini es más grande, eso también se presta a un fútbol con más espacios...

Si, ahora la cancha tiene las mismas dimensiones que la del estadio Centanario y las canchas de divisiones juveniles que hicimos últimamente, las hicimos con las mismas medidas que la del estadio Centenario. Nosotros queremos canchas grandes, porque creemos que nuestros jugadores son buenos jugadores de fútbol, pero yo digo, cuando uno repasa a estos jugadores o a los anteriores, comprueba que nosotros no buscamos el tipo de jugador de destrucción. Desde el 87, en el medio de la cancha estaba Miguel Falero que sabía jugar, en el 91, nombro por mencionar dos campeonatos uruguayos ganados, ahí ya estaba Tejera y eran jugadores de fútbol, no eran jugadores de destrucción.

Cuéntenos de su carrera como hincha y dirigente de Defensor.

Yo tengo cincuenta y pico de años de socio, pero la primera vez que llegué como dirigente fue en el año 65, cuando Defensor estaba en la B. Me acuerdo que me fueron a hablar y primero dije que no. Entonces le hablaron a Zelmar Michelini, que era socio de Defensor, para que me convenciera. Bueno, a raíz de una conversación con Zelmar yo entré en esa directiva que presidió el General Porciúncula. Salimos campeones de la B. A partir de ahí, yo decía, un poco en broma, que cuando yo iniciaba una gestión, salíamos campeones y después resultó, porque fui vicepresidente a partir de la temporada del 67, 68, 69 y 70 y tesorero en el 65. Dejé, volví en el 75 y 76 y cuando volví, como vicepresidente, salimos campeones uruguayos, dejé y volví en el 87 como Presidente y volvimos a salir campeones.

Así que ahora habrá que esperar a que vuelva. No lo van a dejar ir...

No. Yo siempre estuve en la contradicción de dos cosas que siempre he dicho. Una es que hay que renovar y la otra es que cuando las cosas andan bien no hay que hacer mucho cambio. Pero estoy convencido de que no es bueno que el club se acostumbre a una persona y es injusto para con otros compañeros a los que uno les está cerrando la posibilidad de que sean presidentes. Ese acostumbramiento no es bueno. Pero algo importante que tiene el club es la reserva de hombres, de dirigentes, no para que vuelvan o para que sean Presidentes, si no para que en momentos difíciles que todos los clubes, como en la vida personal, a veces pasan, el club tenga esa reserva, esa palabra de esa gente que afortunadamente el club tiene. Nuestro club tiene el caso de los socios honorarios, de los dos Franzini, de Roca Couture, de Ricardo Lombardo, de Jorge Couture, que fue presidente de Sporting muchos años. Del mismo modo, lo digo a lo mejor sin rubor, puedo aparecer como vanidoso, pero sinceramente creo que tengo los méritos para ser socio honorario del club. Es una de mis aspiraciones. Creo que es el cargo máximo a que uno puede aspirar. Lo designa la asamblea y creo que lo que exige el estatuto para ser nombrado, lo tengo. Espero que cuando deje la presidencia, la asamblea me nombre socio honorario. Creo que entonces voy a pasar a ser un referente, de alguna manera, en el club. No para que uno se meta, porque pienso que eso también sería malo, pero para que llegado el momento, que ojalá nunca llegue, pero el estatuto sabiamente así lo prevé, porque cuando se hizo la fusión se estableció que para determinadas asambleas, previamente al llamado a asamblea, se necesita citar a los socios honorarios, que no son muchos, para ir a la asamblea con la opinión de los socios honorarios, se pueda tener nuestra opinión. Eso ha facilitado muchas cosas que hemos hecho porque, por ejemplo, a fines del 85, principios de 86, hubo una citación para la compra de dos casas en la calle de atrás de la sede de Jaime Zudáñez, y la asamblea lo denegó producto un poco de la pasión electoral. Después, nosotros, cuando hemos comprado los terrenos, hemos tenido que citar a esa comisión de socios honorarios en un círculo más cerrado, hemos puesto los pro y los contra para la compra de esos terrenos y, bueno, fue aprobado. Porque es distinto que a una asamblea se llegue con la aprobación de todos los socios honorarios que le da respaldo, cuando ellos han tenido toda la información que no puede tener cada socio. Entonces la palabra de ellos es fundamental. Así es que hemos logrado sacar todo. Incluso cuando llegamos a la fusión, que fue la asamblea más grande que recuerdo en la historia del club, que para mí será un recuerdo inolvidable, con el gimnasio de la calle Zudáñez repleto de gente, con un apagón, con farol a mantilla y el micrófono que no andaba y yo a plena voz haciendo la exposición. Pero también de ahí se salió con un voto abrumador, creo que hubo dos votos en contra y tres abstenciones, algunas por delicadeza porque era gente que en el básquetbol estaba vinculada a otras instituciones. Entonces ese es un secreto que tiene el club, muy importante. Espero en el futuro estar integrando esa comisión de socios honorarios.

¿Por qué se hizo hincha de Defensor?

Es difícil decir por qué. Yo viví de niño, de seis años, siete años, pegado a la casa de don Luis Franzini, creo que inconscientemente en esas cuestiones de niño, de juegos con Cholo y con Jorge, fue surgiendo un poco eso.

Así que ya de niño se propuso ser Presidente de Defensor.

No, ni soñaba. La verdad es que nunca se me había ocurrido ser Presidente. Nunca se me ocurrió aún siendo dirigente. En el 75 sí, porque a alguna gente se le ocurrió que yo podría ser Presidente del club, pero después vinieron los momentos políticos en que yo tampoco podía ser dirigente deportivo, por el momento en que se vivía, la inhabilitación y ya no había pensado más, estaba totalmente alejado, incluso cuando el ingeniero Landone fue Presidente del club, algunos integrantes del grupo me habían hablado y yo rechacé esa posibilidad y dije que no varias veces. Para las elecciones del 87, finalmente fui con mucho temor a las elecciones, porque hubo lucha electoral y yo tenía temor de que la lucha electoral trajera tras de sí enemistades, entonces, al final, cuando acepté, la única condición que puse fue que yo no iba a ir a ninguna radio ni a ningún diario y que si alguien de mi grupo hablaba mal de la otra lista, yo, en ese mismo momento, me retiraba de las elecciones. Yo digo siempre que las luchas electorales en sí mismas no son buenas ni malas, pero las cosas que se dicen en las campañas electorales son las que hacen muy difícil la convivencia. Siempre me acuerdo que cuando ganamos el campeonato del 87, el mérito grande fue de aquellos que entraron por la minoría, porque a la segunda reunión era sólo una directiva y yo creo que el mérito de la unidad no es del que gana si no del que pierde.

¿Cuál fue el triunfo que más alegría le ha dado?

Eso es algo que se renueva siempre. Cada momento de triunfo parece que es el máximo. Yo recuerdo que a mí me embromaban los muchachos, en el 87 o en el 91, no recuerdo en cuál, preguntándome de los tres campeonatos uruguayos cuál era el que prefería. Y yo decía que el del 76, porque era lo nuevo, lo que parecía no soñado, lo que nunca iba a suceder. Yo después les decía a los muchachos "fíjense que en el 76 yo era Vicepresidente, pero en el 87 o 91 era el Presidente. Pero creo que lo del 76 era algo que parecía imposible y a partir de ahí todo parece posible".

¿Y el mejor jugador?

Eso también es muy difícil, porque de quién uno vio, uno puede opinar, pero cuando oigo que se habla del jugador del siglo me parece una irrespetuosidad, porque nadie puede haber visto a todos los jugadores del siglo y además aunque los hubiera visto, los ve en distintos momentos. Hay jugadores que uno piensa, "estos jugadores jugarían hoy, con este régimen de entrenamiento". Yo recuerdo jugadores que jugaban muy parados y hoy ¿podrían jugar? A lo mejor, sí porque a lo mejor se adaptaban al tipo de entrenamiento. Antes decían que el ala la agarraba en el tuya y mía, pero en el tuya y mía el lateral marcaba a dos jugadores, cosa que hoy no existe. Se jugaba muy distinto. Para el delantero resultaba mucho más fácil jugar en aquellos momentos. De todos modos, uno no se queda con algunos nombres. A mí, entre los nombres que me hacen esa pregunta, me viene el Pepe Sasía, pero hay también una parte de cariño, quizás no soy objetivo. Es muy difícil decir, siempre, en todas las épocas hubo jugadores muy especiales y afortunadamente aquí en el club los hubo. Desde el olímpico Guierra en adelante.

¿Y el mejor equipo?

Comparar equipos es muy difícil. Son épocas distintas. Pero yo digo que el mejor equipo, aunque fue de una época en que era imposible salir campeón uruguayo y perdió en los últimos tres partidos el campeonato, fue el del año 47. Se lo digo de memoria: Bianchini, Vázquez, Riobo; Young, Mañay, Chagas; Ramón Castro, el Loncha García, Clavarés, Sarro y Ferrés. Debió haber sido campeón. En aquella época no se podía, en esta época hubiera salido.

¿Han mejorado los arbitrajes?

Yo digo que si hoy fuera igual que antes nosotros no hubiéramos ganado el campeonato. La televisión ayuda, pero sobretodo el nivel de los jueces. Yo creo que en general son honestos. Sienten la presión a veces, claro. Como yo decía el año pasado. Estaba designado Larrionda para ir a un campeonato y como pena le votaron en contra. No fue. ¿Entonces al juez que le están diciendo?, ¿cuál es el mensaje? "Si no nos hacés a favor, tu carrera está limitada". Es muy difícil para el juez. Además, si en una jugada veinte mil personas gritan penal, no lo cobra, dos o tres veces lo mismo, capaz que a la cuarta lo cobra porque le entra la duda.

Eduardo Arsuaga, llegó a la Presidencia de Defensor siendo un eficaz Gerente en la Shell.

Su experiencia en la actividad privada, le sirvió para volcarla en el fútbol. ¿Cree que un club de fútbol se debe manejar como una empresa?

Yo creo que sí, cada día más. Acá en Uruguay va a costar mucho lo de las sociedades anónimas, como las modas y demás acá llegan más tarde, pero inevitablemente llegan. A mí me costaría mucho que esto fuera sociedad anónima o que viniera un capitalista, yo sentiría que a lo mejor soy menos hincha del club. Hoy cualquier socio siente que tiene una parte del club. Si es de un particular da la impresión que se pierde pertenencia. Pero uno también mira en otros países, donde el club es un particular y la gente es tan hincha como acá. Llegará dentro de 40 o 50 años, pero va a llegar. Lo que sí ya está marcado es el funcionamiento como empresa. Yo creo que nosotros somos una empresa mediana. No recuerdo bien en este momento, pero creo que aportamos al banco de Previsión Social por 120 personas. A mí me produce orgullo, porque hemos sido una fuente de trabajo para mucha gente y eso directamente, sin contar todo lo que indirectamente se genera a partir del fútbol.

¿Cómo ve al fútbol uruguayo en general?

Y lo veo mal. No improviso en esto. En el 90, cuando se terminó el mundial, había prensa que un poco peyorativamente decía que habíamos llegado en el puesto 16, yo recuerdo y tengo una grabación de un reportaje que se me hizo en televisión, que yo dije que para mí Uruguay había llegado a los octavos de final y ojalá en el futuro Uruguay pudiera decir nuevamente que llegó a los octavos de final. Lamentablemente no me equivoqué. Uruguay hace ya dos mundiales que no se clasifica y estamos peleando este otro. Pero ahora algo cambió. En todas las últimas eliminatorias que no clasificamos, yo veía era que mientras los otros equipos estaban armados, porque aunque vinieran a jugar 48 horas antes, la mayor parte de sus jugadores habían jugado juntos, Uruguay cambiaba, cambiaba y cambiaba. Ahora, al principio, a Passarella le pasó lo mismo, pero hoy tiene una base de equipo que juega siempre el mismo y más importante que eso es que es una base de equipo joven. Si uno piensa que en las eliminatorias siguientes la mayor parte de ellos va a estar jugando, dentro de cuatro años, con los mismos jugadores, si la base es la misma, yo creo que vamos a tener una ventaja muy importante. Porque también dije en el 90, "acá no hay que pensar en el 94, hay que pensar para el 2000", queriendo decir hay que trabajar con los juveniles, para hacer un equipo distinto para adelante, porque a medida que avanza el profesionalismo Uruguay, inevitablemente, va a perder en su comparación con los grandes equipos europeos. En un país al que los chicos de 19, 20 o 21 años ya se le están yendo, es muy difícil poder afirmarse, ¿cómo se entrena? ¿cómo se practica si en seguida se los están llevando? No es una crítica. Nosotros lo hacemos, porque el profesionalismo lo exige. A veces hay periodistas que dicen que no hay que dejar ir a los chicos, y se preguntan ¿por qué se van tanto? Pero cuando llegan determinadas ofertas ¿quién le dice a un jugador "vos quedate, porque dentro de dos o tres años vas a estar más hecho"? ¿Quién le asegura que estamos dispuestos a hacerle un contrato en relación a lo que perdió de ganar? No, no estamos en condiciones económicas de hacerlo. Por consiguiente, cuando llegan determinadas cifras hay que vender. Y también por otras razones. Fijesé en Boca Juniors, lo que le pasó con Palermo. Puede haber una lesión que lo radie de las canchas para siempre. Además, los jugadores de pronto hoy están en un nivel alto y después de pronto caen, porque no son máquinas.

¿Qué deseos tiene para este año que empieza en el fútbol uruguayo?

El primero es que podamos clasificar al Mundial, por la gente, mucho más allá de lo que significa. Creo que no le significará nada a los clubes desde el punto de vista económico directo, pero esto significa desde el punto de vista indirecto en el sentido de la venta de jugadores, porque yo creo que hay que ser casi mago par vender en Europa jugadores de un país que hace casi diez años que no está en un mundial. Porque entonces el que va a comprar dice "pero si yo tengo acá futbolistas de tal país y de países que eran desconocidos pero que hoy están jugando en los Mundiales y Uruguay no". Por consiguiente, si no estuviéramos en otro Mundial sería muy difícil seguir vendiendo. De cualquier manera considero que la clasificación es difícil. Acá no debemos de olvidar, que si no estamos dentro de los cuatro primeros, cosa que a esta altura y como está planteado el torneo es difícil que estemos. Pero que el asunto es clasificar y el quinto tiene una chance cierta de clasificar en el partido con Oceanía. Así que no tenemos que enloquecernos.