CUENTO CORTO
"¡¡¡La radio, la radio!!!" se escuchaba gritar a La Historia. El Orgullo
encendió el aparato al tiempo que La Gloria entraba a la habitación.
-¿Por qué tanto alboroto por la radio? - pregunto La Gloria sin prestar mucha atención -
Es que quiero escuchar el partido. Ya esta por empezar. - contestó La Historia - ¿Quién juega? ¿Nacional o Peñarol? - preguntó El
Orgullo - No, juega el equipo este de acá nomás. Defensor. Parece que esta agrandado este cuadro. Si gana hoy sale campeón.
La Historia y El Orgullo se sentaron en el piso, con la mirada perdida en la radio como
queriendo ver más allá, como buscando el porque ese cuadro había llegado hasta ese punto.
- Ya muchos lo han intentado y nadie lo ha podido conseguir. Me acuerdo la final que jugaron
Cerro y Peñarol. Pobre Cerro... creía que podía conmigo. - comentó La Historia - Si, los cuadros chicos no pueden salir campeones. No
me gusta codearme con otro cuadro que no sea Nacional ni Peñarol. - Gloria, eternamente has sabido acompañar solamente a dos cuados. Es
impensable que Defensor se te asome.
El Orgullo sirvió tres vasos de vino y los ofreció a las damas. Ya no quedaba nada en los
vasos cuando aquella vieja radio dejo de sonar.
- La cancha de Defensor no queda muy lejos de aquí. ¿Porque no vamos? - Si, tiene razón
La Historia, ¿Vamos Gloria?
Y allá salieron los tres caminando por el Parque Rodó.
Antes de llegar se escuchaban
gritos de todo tipo. Defensor estaba ganando 1 a 0. Los tres se miraron asombrados y corrieron a sacar su entrada. En la puerta les dijeron
que no quedaban mas. No cabía un alfiler. Según una persona que se había quedado afuera como ellos, la parcialidad Defensorista había
colmado la tribuna locataria y la visitante. Era una cosa de locos... 10.000 personas. La Gloria pregunto si acaso ahí jugaba un grande, a
lo que un individuo con tremenda sonrisa adornando su rostro, y una bandera violeta que lo abrazada, contesto "acá esta naciendo un
grande!"
Recorrieron todo el perímetro del estadio sin conseguir ningún lugar para poder colarse. Cuando llegaron a la
boletería, una pelusita de algún árbol le entró en un ojo al Orgullo. La Gloria y la Historia se reían del ahora tuerto Orgullo
cuando sintieron como un puñal que atravesaba sus corazones empujado por el grito enfurecido de 10.000 almas que daban a conocer al viento
que Defensor había anotado su segundo gol.
La historia enfurecida busco y busco la manera de entrar. Lo pudo hacer cuando
faltaban 10 minutos para que terminara el partido.
- No queda mucho tiempo - dijo La Gloria - Espera y veras - contesto La Historia
Cerró bien fuerte los ojos y la pelota cruzó la línea de gol del arco Violeta. Una mueca
de maldad asomó en la cara de estas dos damas que siguieron intentando alterar el curso del partido.
La Gloria se detuvo a mirar los
jugadores, la cancha, la gente, las banderas y se dio cuenta que muy por dentro su corazón era violeta, del mismo color que el cielo
reflejaba su piel.
La Historia veía como los minutos pasaban y el partido se acababa. El tiempo había pasado y solo quedaban los
dos minutos que el juez había adicionado. Junto fuerzas de bien adentro y con toda su furia se hizo gigante y entró a la cancha a impedir
la hazaña. En ese momento, una suerte de camara lenta se apoderó de todas las almas que habían ido al Franzini. Mientras los brazos del
juez apuntaban al cielo y luego al centro de la cancha, esas miles de gargantas empezaron a gritar al unísono "Defensor
campeón!!!!"
Ya sin fuerzas, La Historia sintió que el alma se le caía Ese fue el día en que La Historia cayo de rodillas
ante Defensor. A partir de ese momento la Gloria es Violeta y ser Tuerto es un Orgullo.
Javier Etxeverria
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