DECADA DEL 40

La década del 40 marca un jalón importante con la obtención del vice campeonato uruguayo en el año 47, y el Torneo de Honor de ese año, ya que por primera vez se accede a tal logro, en una época en la cual era muy difícil arrebatar puntos a Peñarol y Nacional. Pero justo es también mencionar las grandes campañas del 44 y 45 donde se obtiene el tercer puesto, pero con una mayor cantidad de puntos en igual cantidad de partidos jugados, según el siguiente detalle:

Año Partidos Puntos Ubicación
44 18 25 Tercero
45 18 22 Tercero
47 18 21 Vicecampeón

También son jalones importantes los 6 goles convertidos a Nacional en el Estadio por el torneo Honor del año 44 y los también 6 goles al encumbrado Colo-Colo en Santiago de Chile en 1946, hasta ese momento líder invicto del torneo chileno, que resultaba imparable con el "fútbol moderno" del húngaro Platko, pero que sucumbió frente al equipo violeta, que reverdecía viejos lauros de sus giras por el país trasandino.

Con la contratación del excelente zaguero argentino Lucio Yovino se continúa la política de incorporar jugadores de esa nacionalidad, que don Luis Franzini nuevamente en el timón de la institución (1941-1962) privilegiará aún más y así tuvimos en el 42 una zaga formada por Norberto Galvagni (ex Platense y Defensores de Belgrano) y Raúl Coccio (ex Boca) a los cuales se fueron agregando, entre otros: Lezcano, Piazessi, Vassoto, Belmonte, Reyes Molina, Piano, "Lamparita" Díaz, Lombardi, Maffei, Eguiguren, Masantonio, Colvera, Favalli, Crovetto, Scliar, Nardiza, Castellani, Blazina, Estrada, Vacca, Marante, José Manuel Moreno. Algunos de ellos, como Carlos Vasotto y Osvaldo Colvera, se afincaron para siempre en el país, pero todos en definitiva, llegaron para quedarse haciendo suyas una tradición propia de Defensor, el que llega se enferma de camisa violeta y se queda. Cómo no recordar a Juan Estrada, el golero de la eterna sonrisa, quien llegó al club con los mayores prestigios, habiéndose coronado Campeón de América en el 37, Bi-Campeón con Boca en el 40 y 43 y actuado asimismo en Huracán, Sp. Palermo, Brasil y Francia, para recalar en el 44 en Defensor con un record histórico de 5 penales atajados a jugadores que difícilmente errasen uno.

En 1945 en la última fecha, ante la imposibilidad de contar con el arquero titular Julio Barrios y con el suplente Celestino Bianchini, don Luis Franzini lo convoca para jugar ese partido ante Peñarol, a lo cual Estrada, que se encontraba en Buenos Aires, accede gustoso y cumple a su manera, atajando un penal para asegurar el resultado de empate 2-2. Cuando don Luis Franzini y sus compañeros le insinuaron una recompensa por su esfuerzo, nada mejor que transcribir sus palabras para describir su bellísima personalidad: "Me he sentido honrado con el recuerdo de Defensor, que era como la voz amiga que no se olvida y que trasunta el aprecio. Para mi todo lo supera el amable hecho de que pensaran en mi y me dieran oportunidad de que ustedes también sepan que vibro junto a sus inquietudes".

También recordar a Herminio Masantonio, quien se había destacado en el Sudamericano del 35 en Lima, Perú, y en Huracán de Parque Patricios. A sus cualidades futbolísticas agregó una natural simpatía que le identificaron con el ambiente y cada mañana en que arribaba en el Vapor de la Carrera para integrar el conjunto violeta, un gran núcleo de amigos iba a la dársena a buscarle y aún mayor era el contingente cuando, desde la sede, arrancaba hacia el puerto para regresar a Buenos Aires y decenas de defensoristas le acompañaban.

NO HABRA OTRO GOL IGUAL, NO HABRA OTRO...

Culminaba la temporada del 43 y la lucha por el descenso presentaba una paridad sin igual, a excepción de Nacional, coronado Campeón, Peñarol Vice-campeón y Miramar, los 7 restantes clubes dependían de los resultados de 4 partidos. Defensor se enfrentaba en el Parque Rodó a Rampla Juniors que ganando se salvaba. Leamos el testimonio de Carlos Vasotto de aquella tarde: "El encuentro me resulta inolvidable. El match en si emotivo y dramático por la propia expectativa que le rodeaba, el guardameta argentino Rothman de los ramplenses en una temporada en que había cumplido excelentes actuaciones ante los favoritos, en fin, múltiples aspectos, el despliegue policial como prevención, la abundancia de mangueras, gases, etc., todo configuró algo muy singular y poco común". En el viejo Parque Rodó y sus inmediaciones arrancando de las cercanías por Estanzuela hasta su confluencia con Patria y Victoria, había suspenso en cada rostro, alguna banderita violeta por si se daba y la esperanza de un triunfo a flor de labios. El partido fue de hacha y tiza, el porteño Colvera las atajó todas, Alberti puso el pecho y si no le daba, la suela y adelante la enorme humanidad de un crisol de humildad y fortaleza; Masantonio poniendo lo que hay que poner en estos casos, y en determinado momento se acerca al "Oreja" Ferrés y le dijo más que un ruego un mandato: "Pibe, cuando puedas dejala picando que me tengo fe para arrancarle la cabeza al ruso" (por Jaime Rothman). De pronto llegó el pase, un derechazo formidable hizo rebotar la "de tiento entonces" contra las redes del arco de abajo y una emoción y un grito sacudió a todos. Defensor salvado gracias al forastero que, desde ese día, pasó a ser propiedad del club por siempre, más allá de su muerte en 1956.